viernes, 7 de agosto de 2009

pospornografía

Pues muy bien, hace unos años leí "La vida sexual de Catherine M." de Catherine Millet, anagrama, 2001. Se trata de una serie de relatos detallados de los encuentros sexuales de Catherine Millet, en general mi opinión del
libro fue que era un exceso, que se vuelve tedioso, que es un mero recuento, si bien exhaustivo, no es nada atractivo ni tampoco literario.
Cada escena descrita en él parece haber sido esterilizada en el sentido en que no importa el lugar, el sexo, la apariencia, mucho menos el olor, el sabor, la temperatura ni cualquier otra cosa que pudiera proceder de un lugar más personal, más intimo.

La narradora habla en primera persona y el relato lleva el nombre de la autora, sin embargo, lo emocional no cabe dentro de este universo, lo contable, lo analítico,
lo objetivado, lo que oculta a la protagonista es lo que queda. “Mi referencia es el formalismo: analizar el objeto al margen de lo que le rodea.” Declaró en una entrevista.

Y yo traigo este libro a colación por el lugar o no lugar que ocupa en esta frontera que queda un tanto borrosa. ¿Cuál es la diferencia y la distancia entre la pornografía y la pospornografía? en que se distingue el excesos, la visibilidad y lo no visible? Me parece que esta novela, que en una primera lectura no supe leer/ ubicar en este marco, está justamente en el centro del problema.

Para empezar la autora lanza una provocación de gran impacto en la que juega con los límites de lo “aceptable” dentro de la esfera pública e institucional.
llegada a este punto, siento la necesidad de establecer la identidad de la autora para poder explicar esta lectura entre lo público, lo institucional y lo político, lo
visible y lo invisible. Catherine Millet (1948, francia), es la editora fundadora de Magazine Art Press, es una de las críticas y curadoras de arte moderno más respetadas y reconocidas en su país, y una figura pública en la escena del arte. Su escritura ha estado generalmente vinculada al ejercicio racional e institucional, en
tanto que la ejerce desde un campo intelectual.

Catherine Millet es una autora a la que se lee como una autoridad en su especialidad, con esto último quiero decir que Millet tiene un lugar visible y público, es una autora reconocida así que la aparición de una novela suya generará al menos expectación entre la gente de su medio, la obra cuenta ya con lectores potenciales y se inscribe dentro de un grupo.

La batalla puede librarse en el cuerpo real o en el imaginado, en el propio o en la fantasía; basta con cruzar las líneas invisibles para trazar nuevos espacios. Millet no hace una declaración de principios, no analiza a las sociedades de consumo, ni habla del estado del arte o del mercantilismo rampante. Usa su propio cuerpo y el espacio del discurso legitimado para exponer lo invisible: usa y reusa el exceso, lo grotesco, la repetición, el vacío, lo visible y lo invisible y el lenguaje del sexo directo y duro para situarse en un lugar distinto dentro del sistema de legitimidad. toma la palabra para sí y vuelve a ganar territorio desde su género, pues se
apodera de un lenguaje "impropio" para una mujer y construye una sexualidad femenina voraz.
Pero hay una intención, la toma de una posición que revierte o intenta un cambio desde la reinvención necesariamente política, en la que la sexualidad juega un
papel de gran importancia, tomo esta frase de Beatríz Preciado, que ilustra mucho mejor lo que pienso: “el feminismo posporno y el movimiento punk comparten un
cierto gusto por el feísmo, una estética barata y anti-consumista, y la conciencia de que buena parte de la batalla política se libra en el cuerpo”.

La verdad es que su novela y su voz fueron devoradas por la máquina, pero probablemente del gesto y la afirmación de su discurso feminista algo quede para el futuro.

sábado, 4 de julio de 2009

el hombro

No sé en que momento el hombro quedó a la vista, la exposición era bastante compleja y las ideas no del todo familiares, hubo muchos conceptos que al tocarse crearon en una sola superficie un fractal. La cosa no es esa, muchas veces he estado ahí a la escucha de los discursos a la vista de ojos, manos, gestos, piernas e ideas que se mueven con ritmo y sin motivo aparente.
¿qué despierta el deseo? ¿el discurso o la sorpresa de una piel que se confunde con un recuerdo muy amado? Una coyuntura redonda y una piel salpicada, el músculo que se tensa. Me descubro húmeda y me asusto. Lo que se descubre en una ojeada y despierta el cuerpo, es confusión porque se trata de otra piel que no es la tuya.

jueves, 25 de junio de 2009

Trascender

Ya mi perro se fue a jugar al jardín con el tigre y la pantera. En los primeros intentos por salir de la casa se asustó por el encuentro con el "jefe", que tan acostumbrado está a persuadir a todos para que hagan lo que él quiere. Mi pobre perro se sintió acorralado. Desde adentro lo estaba viendo, empecé a susurrarle que no tuviera miedo, despues de todo si estaba determinado a jugar con la libertad y lo desconocido, lo incierto y el futuro, no había forma alguna en la que el "jefe" pudiera detenerlo.
Su posición era clara; siempre tuvo ganas de jugar con bestias salvajes, mucho más que quedarse encerrado en la casa buscando pantuflas para los otros.
Se sintió confundido en el instante en el que sinitó como si una ola se lo hubiera llevado mar adentro, por ese momento en el que abres los ojos medio ahogado, medio respirando y medio viendo, y tratas de descubrir hasta donde te aventó la fuerza del agua.
La verdad es que tardé unas horas en darme cuenta que nada estaba comprometido, podía seguir mi camino.

martes, 23 de junio de 2009

Los exilios y la memoria. Refundar el mundo inventarse un yo.

El uruguayo de Copi es una novela en forma de carta a un maestro francés, desde Montevideo, en dónde se encuentra el protagonista sin saber muy bien porque. Es así que se establece la distancia del viaje, el narrador regresa al lugar en el que creció y del que ahora es extranjero y asume una distancia como tal: “Ellos te explican tranquilamente...” o “Para ellos, yo no soy nadie”, y por ejemplo cuando escapando de la tienda deja a su perro y casi le hacen perder un ojo, dice para explicar: “saben que los extranjeros temen más las mutilaciones que la muerte.” Sí bien todo transcurre en Montevideo y en un principio se habla del lugar, la geografía y la etimología, como en algunas crónicas de viaje,hay muchos más lugares implícitos y ninguno de ellos es fijo, todo es inestable, todo se mueve, como los bordes del mar, que termina por desaparecer. Hay una Francia y una Argentina insinuadas, y un Montevideo que es una caricatura: imaginación e interpretación de la mirada del que no encuentra(y no tiene) lugar.
Los uruguayos tienen una palabra para decir “me siento en mi lugar” una capacidad infinita de “inventarse palabras” de estar en casa.
Este testigo escribe en su carta, al igual que un etnólogo, lo hace meditando sobre las extrañas costumbres y rituales de pertenencia, sobre el lenguaje primitivo, las prácticas sociales represivas, la censura y la política. El no denuncia, es decir, no está tomando una posición política abierta, sino que lleva al máximo el extrañamiento sobre lo cotidiano y por demás conocido para revelarlo. Hay un movimiento de acercarse hasta lo microscópico para volver a alejarse. El exiliado solo puede contemplar y añorar un espacio de pertenencia, pero la presencia impregnada de lo otro lo hace imposible; fuma, escribe y ve como francés, mientras que sabemos, piensa y siente como argentino.
Hay una pérdida en la vuelta a la tierra conocida, nada de lo había en la memoria se recupera, se abre literalmente un gran agujero que se lo traga todo, todos los afectos incluido el perro. Y queda un solo hombre que ha cortado los lazos con todo. Regresar al mismo sitio es imposible, y no solo porque el mundo se derrumbe o porque un alud de arena entierre a la ciudad y todos mueran, sino porque yo soy otro y otro más y al mismo tiempo un pozo sin fondo al que le es imposible encontrar un par. Sólo quedan la memoria y la palabra como referencias para volver a imaginar la posibilidad de las cosas; “hoy ha soplado un viento ligero que ha borrado un poco más mis dibujos de ayer y como no tenía demasiadas ganas de volver a dibujarlo todo he escrito el nombre de cada objeto o persona con grandes caracteres sobre ellos.” La escritura o el arte como la forma de conocer, de entender y de reflejar el tránsito de ese yo y apropiarse del mundo. “pensé en una vaca con tal fuerza que acabé viendo la palabra vaca escrita en grandes letras de neón en la pared de enfrente de mi hotel.”imaginar y crear es volverse brujo devolver un poco del mito al arte, a la palabra.El pasado se le queda pegado a las palabras, a la memoria también en recuerdos falsos; “el vendedor de periódicos sigue creyendo que le he robado los periódicos cuando me ve se pone a llorar y gritar; ¡periódicos! ¡Periódicos! (…) Para el yo soy para toda la eternidad la palabra “periódico”.”
Lo único que queda es la mutación, la desintegración dice Aira:”La memoria tiende al significado, el olvido a la yuxtaposición. La memoria es el hallazgo del significado, el corte a través del tiempo. El olvido es el imperativo de seguir adelante.” Así cuando le cortan los párpados y los labios y los demás parecen olvidarse del santo, es capaz de poder tomar un lugar sin que nadie le recuerde más, que es un extranjero, muta de nuevo para quedarse, gobierna su mundo y lo renombra, se lo apropia y se emancipa.